viernes, 3 de septiembre de 2010

A nuevos alumnos, nuevos docentes.

El alumno, como sujeto pedagógico, ha ido cambiando. Los Jóvenes y niños del tiempo actual,presentan un elevado nivel evolutivo, ya no se manifiestan como receptores en actitud estática frente a los contenidos enseñados, ya que procesan la enseñanza, de otra forma, tienen una manera distinta de captar el cocimiento, empleando las emociones como instrumento, lo cual hace potenciar la capacidad analítica y reflexiva en la actividad intelectual. esto le permite al alumno cuestionar, no para criticar, sino para desentrañar procesos implícitos, que no han sido develados, pues estos chicos ven más allá de los ojos físicos, ven con los del interior.

Surge una nueva figura de alumno, ya que sin marginar la labor intelectual, es proclive a: Interesarse en cuestiones acerca de ideas planteadas filosofías espirituales;participar activamente en tareas en beneficio de la sociedad ( pudiendo establecer con ella lazos cooperativos), no para sacar réditos particulares sino en actitud solidaria, con una mirada de compasión por el semejante.

El alumno deja de lado las luchas de ego por sobresalir ante sus pares, compitiendo con ellos por ser el mejor promedio o por otros honores (salir abanderado o escolta, por ejemplo), y adopta una conducta cooperativa frente a su semejante, incluso ayudándolo cuando tiene alguna duda para hacer los deberes.Ya ha quedado atrás la lucha despiadada, a veces alentada por los propios padres, en cuanto a competir por un trofeo:Ser el mejor promedio, pues ahora no se trata de competir por vanidad, sino de ayudar al otro, lo cual produce una profunda satisfacción de realización personal y espiritual.

Y...El docente: ¿Cuál debe ser su rol en este nuevo escenario educativo?, pues debe orientar, en vez de sancionar con severidad; debe recompensar los esfuerzos, y no criticar despiadadamente los errores; debe acompañar el proceso de aprendizaje de su educando, no imponer su saber de manera autoritaria como si fuese un discurso irrebatible,debe generar una lazo de confianza y empatía con su alumno, en lugar de un trato ríspido y distante; debe darle al alumno un apoyo y contensión desde lo emotivo ( sin invadir su mundo privado), logrando crear un clima de armonía que permita la fluidez en la relación, y no la tirantez.

En definitiva, la Nueva Educación solicita reestructuración no solamente desde el Sistema de Educación y desde la instauración de una Pedagogía Holística sino desde los roles de los actores implicados en la relación pedagógica(Educador- Educando).

Lic.Luis Alberto Russi Gerfó.
www.pedagogiaholistica.com.ar
www.facebook.com/russi.gerfo

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